Para el rebozado:
45 g de azúcar blanco
10 g de canela en polvo
Lo primero que hay que hacer es precalentar el horno a 180 ºC calor arriba y abajo. Echa en un bol el azúcar, la miel y la mantequilla cortada en dados.
Con la ayuda de unas varillas eléctricas bate hasta que los ingredientes blanqueen. Unos minutos serán suficientes.
Añade el huevo batido y vuelve a mezclar con las varillas un minuto más.
Ahora es el momento de agregar la harina tamizada junto con la levadura química, la canela y la pizca de sal.
Mezcla con una espátula de silicona, lo justo para integrar los ingredientes.
Tenemos que obtener una masa homogénea y manipulable sin que se pegue a los dedos.
Forma un rectángulo con la masa y envuélvela en papel film. Refrigera durante al menos media hora en el frigorífico y 10 minutos en el congelador. Es importante trabajar fría esta masa para que se manipule sin deformarse.
Si lo ves necesario, enharina el papel de horno o film trasparente y por la masa entre ella. Esto se hace para que la masa no se pueda adherir.
Estira la masa hasta obtener un grosor de unos 3 milímetros.
Con un cortapastas o en su defecto con un cuchillo, corta rectángulos de unos 9x4 centímetros. Ese será el tamaño aproximado de nuestras galletas de canela. Con los recortes haremos una bola, la refrigeraremos y procederemos de igual manera hasta terminarla.
Ve poniendo la masa ya cortada sobre papel de hornear o en un silpat y decora la superficie con la mezcla de canela y azúcar. Refrigera la masa unos 10 minutos antes de hornearla.
Introduce la bandeja en el horno precalentado y hornea a 180 ºC durante unos 14 minutos. El tiempo es relativo porque varía en función del grosor y tamaño que le hayas dado a las galletas y de las características de tu horno, así que te aconsejo que a partir de los 12 minutos de horneado las vigiles.
Retira la bandeja del horno y deja que las galletas de canela enfríen por completo sobre una rejilla. Esto hará que el vapor que desprenden de la cocción fluya mejor y las galletas queden crujientes.
Te aconsejo que las conserves dentro de un tarro hermético. ¡Durarán crujientes mucho más tiempo pero te aseguro que volarán antes de que se puedan echar a perder!